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El comienzo de algo magnífico.

Rafael, Diego y Alan, alumnos de una reconocida institución gastronómica, trabajaban en un proyecto escolar, en el año 2013.

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Desde el diseño de imagen corporativa, hasta el costo total de inversión, fue la línea de trabajo seguida por estos tres futuros emprendedores. 

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En un detallado momento, habrían llegado a uno de los principales puntos de creatividad, que desafiaría el reconocimiento, de la propia marca: el nombre.

 

Fue entonces que, decidieron juntar las letras de sus nombres principales, que fueron mezcladas una y otra vez, hasta llegar a su composición favorita: Fago Rafien.

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Por decisión unánime, se concluyó que, únicamente se quedara en un proyecto escolar, como un borrador del posible éxito.

Fue hasta el año 2016, en enero 12, cuando Fago Rafien abrió sus puertas como un negocio piloto, en la colonia Tlaltepan, Cuautitlán, Edo de Méx. 

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Únicamente se ofrecían alimentos básicos como jugos de fruta, sándwiches, chilaquiles, café de olla, todo ello con las instalaciones más humildes posibles.

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